En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hoy me acerco a ti pidiéndote un corazón humilde, deseando aprender a mirar con tus ojos y hablar con tus palabras. Ayúdame a comprender el llamado a ser constructivo con mis palabras, a evitar la crítica y a practicar la benedicencia. Que tu Espíritu Santo me guíe para ver lo bueno en los demás, para construir puentes y para reflejar tu amor en cada conversación. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3,22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Este está poseído por Beelzebú y expulsa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios». Jesús los llamó y les dijo en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se rebela contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata; entonces podrá saquear su casa. En verdad os digo que todo se les perdonará a los hombres: los pecados y las blasfemias que profieran; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, sino que será reo de pecado eterno».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús está en plena misión, proclamando el Reino de Dios con autoridad, realizando milagros y confrontando a las autoridades judías. Y entonces: llega la crítica. Los escribas, en lugar de reconocer la acción de Dios, acusan a Jesús nada menos que de estar poseído por Beelzebú y de expulsar demonios por el poder del príncipe de los demonios. Casi nada. Podemos estar acostumbrados a haber leído esto con anterioridad. Pero piensa en Jesús, sensible y bueno ¿cómo dicen de él que está poseído? ¿y cómo lo dicen precísamente ellos?
La crítica, la maledicencia y la murmuración siempre son dolorosas y dañinas. Jesús pasó por ello. Y precisamente vino de las autoridades religiosas. No todas. Algunos le seguían, pero había otros que le odiaban, le veían como una amenaza. Y yo ¿soy tan diferente de quienes criticaban a Jesús? ¿Cuántas veces, por prejuicios o intereses personales, rechazamos lo bueno y verdadero por no querer salir de nuestra zona de confort? quizás en nuestras críticas hacia otros se esconde ese mismo miedo o falta de fe que invadía a los escribas.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre el rechazo al Espíritu Santo, la ceguera espiritual y la misericordia de Dios frente al pecado humano.
Pero Jesús ama de verdad. Y parte del amor es corregir al que yerra, dar buen consejo al que lo necesita… enseñar al que no sabe. Y por amor desenmascara la incoherencia de sus enemigos: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?». Él no trabaja para Satanás, sino para destruir su poder. Su misión es liberar a la humanidad del pecado y del mal. Ellos no lo veían pero así era. Y, de nuevo, ¿yo? ¿Reconozco las obras de Dios en mi vida y en los demás, o permito que la incredulidad y el juicio empañen mi visión o la distorsionen?
Ante este extravío de personas religiosas y formadas he de detenerme y reflexionar sobre algunas aplicaciones para mi vida cristiana:
La importancia del discernimiento: He de pedir al Espíritu Santo que me ilumine para reconocer lo que viene de Dios y lo que no. No dejar que los prejuicios o las ideologías nublen nuestra capacidad de ver la verdad.
Cultivar un corazón humilde y dócil: hay que reconocer que todos somos susceptibles de caer en el juicio y la crítica destructiva. Nadie puede decir “de este agua no beberé”, si no vigilo mi corazón yo también podría caer en el gravísimo pecado de la crítica. Al ver la acción de Jesús debo pedirle mantener un espíritu de humildad para ser corregidos por Dios.
La confianza en la misericordia divina: Aun cuando caemos en el pecado, he de recordar que Dios está dispuesto a perdonarlo todo si hay arrepentimiento sincero. Jesús habló con ellos, les hizo reflexionar, les indicó la verdad y a pesar de haber sido criticado, buscó su bien. Esta actitud del Señor me debe hacer reflexionar sobre la esperanza que Jesús nos ofrece: no hay pecado que sea más poderoso que el amor de Dios, a no ser que lo rechazace directa y deliberadamente.
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, dispónte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Jesús, hoy me recuerdas que me has llamado a ser reflejo de tu amor y misericordia. Gracias por confiar en mí, incluso cuando caigo en la tentación de juzgar o criticar. Ayúdame a estar siempre unido a ti, a mirar a los demás con tus ojos y a hablar con palabras que edifiquen. Dame un corazón humilde y compasivo, la valentía para ser testigo de tu bondad y la gracia de llevar paz y esperanza a quienes más lo necesitan. Amén.
Propósito
Hoy dedicaré un tiempo a la oración, pidiendo a Jesús que me enseñe a hablar siempre con bondad y respeto, evitando la crítica y buscando destacar lo bueno en los demás. Me esforzaré por ser un instrumento de su paz, llevando palabras que construyan y reflejen su amor en mi familia, mi trabajo y mi comunidad.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.